Tipos de manómetros
Como ya hemos comentado antes, los manómetros se utilizan para medir la presión de fluidos y gases. Dependiendo de cómo se realice esta medición, existen distintos tipos de manómetros.
Manómetros de tubo de Bourdon
Este es el tipo de manómetro más común. Este está formado por un tubo conectado al recipiente del fluido o gas del que se quiere medir la presión. El otro extremo del tubo está cerrado, enrollado en espiral y aplanado. El proceso del paso del fluido o gas por este tipo de manómetros consiste en que, en el momento en el que permite el paso del caudal, el tubo se desenrolla. Debido al movimiento, la aguja se moverá, marcando de esta forma la presión correspondiente.
Manómetros de ramas abiertas
Los manómetros de este tipo están formados por un tubo con forma de U fabricado en vidrio que contiene el líquido o gas en cuestión. Una de las ramas del mismo estará conectada al recipiente del fluido o gas, mientras que la otra se mantendrá abierta a la atmósfera. De esta manera, el fluido del recipiente entra en el tubo creando una fuerza de empuje al líquido o gas contenido.
Manómetros metálicos
Otro tipo de manómetros son los metálicos y se utilizan sobre todo en el sector industrial. Se puede decir que son barómetros modificados, de forma que en el exterior actúa la presión atmosférica y en su interior la presión del fluido o gas.
Manómetros truncados
Este tipo de manómetros no miden presiones absolutas. Funcionan exactamente igual que los manómetros de ramas abiertas, pero con la peculiaridad de que no hay una parte del tubo en contacto con la presión atmosférica. Es por eso que se parte de cero para hacer la medición de la presión, ya que no tenemos contacto con el exterior. Este tipo de manómetros se utilizan para hacer pequeñas mediciones, sobre todo de gases.
Cómo elegir correctamente un manómetro
A la hora de escoger un manómetro es imprescindible tener en cuenta ciertos aspectos para dar con la mejor opción: entorno, presión, temperatura, etc.
La presión
Una de las características más importantes a la hora de seleccionar un manómetro es el nivel de la presión que se desea medir. Por ejemplo, en el caso de los manómetros analógicos de esfera, la presión recomendada para su óptimo funcionamiento está entre un tercio y dos tercios de la escala.
La sobrepresión
Existe otra condición importante a tener en cuenta y esta es la sobrepresión. Todos los manómetros tienen un límite de resistencia a esta sobrepresión, que sucede cuando excede el límite de la escala. Por eso, es vital tener en cuenta el nivel de sobrepresión que es capaz de soportar el manómetro en cuestión y que este sea compatible con el circuito. Por lo general, los manómetros pueden soportar hasta 1,3 veces su presión máxima. En caso de precisar más nivel de sobrepresión, será necesario buscar un limitador de presión o bien, un manómetro especial.
Diámetro de esfera
Es importante tener en cuenta el espacio en el que vamos a instalar el manómetro y seleccionar el tamaño del mismo en base a esto. También cabe destacar que, en el caso de los manómetros con una esfera de mayor diámetro, su precisión de lectura es mejor.
Nivel de precisión
El nivel de precisión lo podremos saber al observar el límite de escala, expresándose con un porcentaje a su lado. Cuanto menor sea el número del porcentaje, la precisión será mayor.
Compatibilidad entre distintos materiales
Los materiales del manómetro han de ser compatibles con los fluidos. Por lo general, los manómetros habituales son compatibles con fluidos y gases como agua, aire, aceites, etc., ya que están fabricados en cobre y aleación del cobre. En caso de que los fluidos sean más agresivos, espesos, calientes o viscosos, se utilizan piezas fabricadas en acero inoxidable. En este tipo de situaciones se utiliza un separador de membrana que incomunica el fluido del manómetro, de forma que el caudal de presión no cesa.
Temperatura
Otra característica a tener en cuenta a la hora de seleccionar un manómetro es la temperatura del fluido. Como hemos mencionado antes, los manómetros comunes están fabricados en cobre. Estos pueden soportar hasta 65ºC. Para temperaturas mayores hay que recurrir a las piezas fabricadas en acero inoxidable, las cuales soportan hasta 150ºC.
Manómetro seco o de glicerina
Los manómetros secos son los de uso más habitual. No obstante, existen casos en los que se recomienda el uso de manómetros con líquido en su interior. Estos son los casos en los que el ambiente sea muy frío y húmedo, ya que los manómetros de glicerina funcionan por debajo de los 0 grados, hasta a -5ºC. Para temperaturas más bajas aún, se utiliza una mezcla de glicerina con agua que puede funcionar hasta los -46ºC. Por otro lado, a partir de los 17 grados la glicerina se vuelve viscosa, por lo que en esos casos es recomendable decantarse por otro tipo de manómetros.
Condiciones meteorológicas
Por último, las condiciones climáticas también son relevantes a la hora de seleccionar el tipo de manómetro a instalar. Los materiales del mismo, han de soportar las condiciones meteorológicas del entorno donde se colocará la pieza. En el caso de entornos agresivos, se recomienda recurrir a manómetros de acero inoxidable.
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